Cuídate de lo que vas sembrando por la vida, porque en la misma vida tendrás que recoger la cosecha (tú o tus descendientes).
Haz bien y no mires a quién, porque el bien se debe hacer siempre sin mirar a quién lo haces. Si te interesa saber a quién lo haces, puede ser que estés pensando en algún tipo de recompensa por sencilla que sea (admiración, adulación, etc.). Por eso, la mejor manera, si tienes ocasión de ella, es hacer el bien sin que se enteren los demás, así te guardarás de caer en la fácil tentación de la recompensa.
Solemos tener ambiciones, ganas de llegar más lejos, pero siendo simplemente lo que somos resulta difícil y tedioso. Por esto solemos caer en la tentación de intentar aparentar más de lo que somos, engañar a los demás haciéndoles creer que somos mejor, un camino fácil es desprestigiar a los que nos rodear para aparentar ser mejores de lo que somos, o causarles el suficiente mal para que tengan que salir de nuestro camino.
Debes ser consciente, que si llegas lejos por tu propia capacidad, sin engaños ni tapujos, será algo natural y saludable, pero llegar por el mal camino no saciará tu sed y necesitarás beber más, habrás llegado de forma fácil y querrás llegar más, porque el mal camino da más sed y nunca es suficiente.
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